jueves, 25 de febrero de 2010


Un método experimental para el estudio de la permeabilidad dentinaria

INTRODUCCIÓN

El diente es un órgano formado por diferentes tejidos de características especiales: esmalte, dentina, pulpa, cemento y ligamento periodontal.
La dentina es un tejido altamente mineralizado que ofrece sujeción, protección mecánica y aislamiento a la pulpa de los irritantes externos, al mismo tiempo que transmite a ésta los estímulos aplicados sobre su superficie exterior, relacionándola así con el medio externo; sirve además de apoyo elástico al esmalte, amortiguando los impactos que este tejido duro y frágil recibe y evitando así su fractura, y de elemento estructural principal del diente.
Es un tejido conjuntivo duro, calcificado, avascular, sensible y con capacidad reparativa. Está compuesta a partir de una matriz extracelular, secretada y conservada por los odontoblastos de la pulpa, con una fase orgánica (1, 2) (fibras de colágeno y substancia fundamental amorfa) y otra inorgánica (1, 3), el 70 por ciento de su peso, constituida fundamentalmente por fosfato de Calcio en forma de hidroxiapatita.
Hay varios tipos de dentina, siendo la de mayor presencia anatómica la dentina primaria, formada durante el desarrollo de la corona y tercio coronal de la raíz dentaria. Esta dentina tiene una estructura tubular, atravesando los conductillos dentinarios todo su espesor, y ocupando un 20 a 30 por ciento de su volumen total (4). En el interior de dichos túbulos hay líquido tisular, prolongaciones celulares odontoblásticas, fibras nerviosas y colágenas. Su número es altamente variable, describiéndose variaciones de entre 25.000 y 52.000 por milímetro cuadrado, dependiendo, entre otros factores, de la edad y zona estudiada. Igualmente su diámetro oscila entre 0,8 y 2,5 micrones (5), siendo mayor en general cuanto más cercano a la cavidad pulpar se estudie (1, 2, 3, 6). La presencia de estos túbulos hace de la dentina un tejido permeable, que permite el paso, vehiculizado u obstruido por el fluido dentinario, de microorganismos, toxinas químicas o bacterianas, etc., a la pulpa. Juega también un papel importante en la percepción sensorial dentinaria -dentaria, por tanto- según la teoría hidrodinámica (4, 7, 8) de la sensibilidad dentinaria y en los mecanismos de adhesión de los diferentes materiales restauradores (9, 10, 11)
El fluido dentinario tiene una composición similar a la del plasma y ocupa un 22 por cien del volumen total de la dentina (4). Su presión no se ha podido establecer en humanos ni, aún en animales, en condiciones fisiológicas, pues la sola invasión pulpar precisa para hacerlo la modifica.

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